descubiertos los pies azulados
tintes que quedaron en las sábanas
la cena fue
lo que pudo ser una cena
la última, de aquella noche.
Más aquellas palabras llegaron furtivas,
desencadenadas, atormentado el ambiente de descanso
Lo inhabitual se transformó en silencio
en llanto sobrecogido y ausente
La voz poderosa del orgullo acechó
los testigos fugaces escucharon la queja
el lamento por aquella brecha
Dos caminos en direcciones opuestas
Dos mundos entrecruzados y enamorados
uno lleno de esperanza y otro de nostalgia
La vida como un soplo con las ventanas abiertas y los puntos suspensivos
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